Durante la ceremonia inaugural de la administración de Barack Obama tuve varias ideas que me gustaría compartir puntualmente.
Primero, no pude dejar de pensar en que se trataba más una producción de MTV, NFL o Walt Disney, que de una ceremonia oficial de Estado. Vimos un espectáculo animado, lleno de personalidades de Hollywood, músicos, y claro, políticos. Era mucho el capital político, todos querían estar en la foto y en la celebración. Fue asombrosa la manera en que iluminación, las cámaras y el escenario estaban dispuestos en función de un itinerario dirigido para la audiencia televisiva y para quienes, por primera vez en la historia, se unían mediante live streaming usando Youtube.
Era el efecto de cambio. Barack Obama resulta electo por muchos motivos, principalmente como respuesta ante la crisis de liderazgo del Partido Republicano, la coyuntura de descontento hacia el establishment en el contexto de la crisis producida por la burbuja inmobiliaria en 2008. Sin embargo, hay un gran peso en la composición del electorado: plural y diverso, como Barack, que proviene de un segmento amplio e históricamente discriminado. Nadie podía oler a cambio más que él.
Si hay algo que bien saben los estadounidenses es sobre branding. Esa parte en la que la estrategia de comunicación se enfoca en el posicionamiento referencias simbólicas orientadas hacia visibilizar una idea. Toda la parafernalia de la campaña y de la inauguración se enfocó en posicionar la idea de cambio. Slogan directo: Yes we can.
Todo este capital político en torno al cambio, permite minimizar el debate respecto a muchas de las ideas más polémicas, por ejemplo: insiste que el gasto estatal contribuye a inyectar liquidez a la economía. En otras palabras, usará el dinero de contribuyentes para salvar a los grandes bancos, una idea que normalmente genera acalorados debates en ese país.
Otro elemento que me llamó poderosamente la atención durante todo el proceso, fue el seguimiento y el trabajo realizado a través de las redes sociales por grupos de voluntarios independientes, que, mediante microdonaciones dieron soporte financiero a la plataforma de Obama.
La particularidad de esta investidura fue, como en otras oportunidades anteriores, la innovación tecnológica: Kennedy juró por primera vez grabado por una cámara, a Reagan lo vimos a colores, hoy lo vimos por Internet. El livestreaming estuvo a la orden y me gusto el análisis discursivo del New York Times. Esta fue la primera ceremonia de este tipo que fue transmitida en directo y sin costo en los sitios web de muchos de los más prestigiosos medios de la prensa global.
Por último: ¡la nueva página de la Casa Blanca tiene un Blog!, ¿será participación real y constructiva? Hay que ver como evoluciona.